Ñáá-Tee Satiñu proyecto incluyente en búsqueda del desarrollo humano

Dulce es una joven originaria de San Sebastián Nopalera. Todas las mañanas se alista, sale de casa para encontrarse con sus compañeros y juntos se dirigen a la Unidad Académica del Instituto Tecnológico del Valle de Etla, ubicada en la localidad.   

Ella, al igual que otras 18 personas, forma parte de un proyecto de gestión, desarrollo social y economía solidaria de reciente creación al interior del municipio de Santa Lucía Monteverde, denominado Ñáá-Tee Satiñu que significa mujeres y hombres trabajando.  

Fue hace poco más de un año que, con la intención de potenciar el desarrollo en la localidad de San Sebastián Nopalera, Javier Castillo Cabrera decidió emprender un proyecto de gestión social que involucrara a las mujeres y hombres que ahí habitan. 

Así nació Ñáá-Tee Satiñu que con el respaldo del Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), la Fundación PRO Mixteca y Scotiabank, inició la capacitación de la población interesada en producir hongo seta, elaborar yogurt y preparar microdosis de herbolaria, actividades que hoy en día contribuyen a la economía de la población.   

“Actualmente nuestro grupo de trabajo está integrado por 19 personas, los más jóvenes de 18 años y la más longeva de 67; el grupo es incluyente y trabajamos bajo el esquema de los tequios”, indicó en entrevista el gestor y fundador del proyecto.   

Se trata de Brayan Ramos Caballero, César Cruz Bautista, Dulce Yadira Cruz Bautista, Eduviges Jiménez Jiménez, Elba Hernández Caballero, Elizabeth Nayeli Santiago Cruz, Enedina Paz Bautista, Flor Teresa Hernández Hernández, Javier Castillo Cabrera, Jesús Israel García Hernández, quienes respondieron de primera cuenta a la convocatoria.  

Al igual que Julio César Cruz Bautista, Liliana Castillo Cabrera, Lourdes Lucerito Hernández Hernández, Maricela Ramos Caballero, Refugia Paz Caballero, Reina Hernández Reyes, Rubén Bautista Cuevas, Yessica Bautista Bautista y Yuritzi Leonay Bautista Sánchez, que también forman parte de Ñáá Tee Satiñu.  

De acuerdo con Castillo Cabrera el objetivo es claro: desarrollar las capacidades de cada integrante del grupo a fin de que puedan producir ingresos en beneficio de sus familias y obtener una mejor calidad de vida en una localidad considerada de muy alta marginación.   

Yogurt, hongo seta y microdosis  

El proyecto se divide en tres grandes áreas, la primera está dedicada a los lácteos y es donde elaboran yogurt natural aprovechando las plantas y frutas endémicas de la comunidad, de ahí que cuenten con sabores como el nanche y la camarosa.   

Dicho espacio cuenta con el material necesario para llevar a cabo todo el proceso, incluso fue mediante la propia creatividad de quienes integran el grupo que se construyó una incubadora y, con la experiencia de las personas adultas, se logró una consistencia cremosa del producto que ha conquistado a la comunidad.  

En la segunda área, con equipo mucho más sofisticado, se encuentra la producción de hongo seta un producto que ha tenido gran aceptación entre la población debido a que se considera un alimento con propiedades similares a la carne.   

Al interior de un macrotunel, que permite la fase oscura, con un sistema de riego y nebulización especial que conserva la humedad necesaria, así es como el equipo de Ñáá Tee Satiñu logra la producción del hongo, misma que requiere una supervisión diaria y especializada.   

“A los 20 días de iniciado el proceso ya podemos cosechar el hongo. Es interesante porque utilizamos como sustrato (base) los olotes, cascarilla de ejotes y gabazo de caña”, refirió César Cruz Bautista, responsable del área.   

Dicha producción incluye la compra de desperdicios de café, caña y maíz, mismos que se convierten en el depósito del micelio y se espera el desarrollo del hongo, de ahí que se convierte en una cadena de producción con un valor agregado.   

La tercera y última área es la de elaboración de microdosis de herbolaria con la intención de rescatar los conocimientos ancestrales de la medicina tradicional de curanderas de la comunidad y compartirla con jóvenes para que vean que hay plantas que pueden ayudar a minimizar algunos padecimientos de salud.  

“Hierba de cuerda para relajar el cuerpo; hierbabuena para la diarrea; sábila para las heridas o cualquier tipo de golpe, incluso para bajar la temperatura; verbena para el coraje; té de cúrcuma para la artritis; té de jengibre para el dolor de estómago; hojas de aguacate para las hemorragias internas; flor de floripondio para curar la fiebre”, comparten con gusto más de seis mujeres que trabajan en dicha área.   

Todo el conocimiento ancestral está ahí, en un pequeño lugar. El equipo de Ñáá-Tee Satiñu tiene su propio huerto y elabora sus propias tinturas madre de plantas endémicas y a partir de ello hacen las microdosis que dan a la población sin costo alguno. Lo anterior con la firme intención de compartir los saberes heredados de generación en generación.  

“Elaboramos nuestras propias tinturas madre de plantas endémicas y a partir de ellas hacemos microdosis. Es increíble que un frasco de 20 ml pueda durarte un mes aproximadamente y sea capaz de reducir estragos de algunas enfermedades”, apunta Javier Castillo.   

Con miras a consolidar una empresa solidaria   

A un año del proyecto, las personas que lo integran hacen comunidad todos y cada uno de los días, independientemente del deseo de conseguir, en un futuro, un recurso importante para el sustento de su familia.  

“A mí me gusta este trabajo, doy gracias a Dios por ser parte de este grupo. Hay días que se vende mucho producto”, enuncia Eduviges Jiménez, quien a sus 65 años es la integrante más longeva del grupo.    

La comunidad de San Sebastián Nopalera ha aceptado de buena manera el proyecto, incluso cuentan con un punto de venta en el centro de la población donde pueden degustar un rico yogurt, además de comprar la más reciente cosecha de hongo seta y adquirir alguna microdosis herbolaría que se requiera.   

“Estamos muy contentos, nuestra misión o meta es que este proyecto crezca y que se pueda replicar en las demás rancherías del municipio, que la gente pueda encontrarle un sentido, porque el trabajo es bueno para nuestras vidas y gracias a un trabajo uno puede cambiar su vida”, manifestó el fundador del proyecto.  

Finalmente se dijo contento y satisfecho de ver como la población de San Sebastián Nopalera tiene muchas ganas de crecer, ganas de generar un cambio en la sociedad, mismo que sin duda se va a lograr debido al compromiso de cada participante en Ñáá Tee Satiñu.   

 Así mismo confió en que la calidad de los productos que hoy en día laboran -yogurt, hongo seta y microdosis- los puede llevar a conformarse como una empresa solidaria y sustentable que pueda ser competitiva a nivel local, regional y estatal.   

“Los sueños se cumplen cuando las personas se comprometen, cuando tienen deseo y hambre de aprender, hay que entender que el conocimiento está para todas y todos, no tenemos que poner impedimentos”, sentenció.    

Si quieres conocer más del proyecto te invitamos a seguir las redes sociales de Ñáá-Tee Satiñu.