Talabartería, oficio vigente en Santo Domingo Tomaltepec

Procedimiento para hacer un monedero… se corta la piel de borrego con un modelo de lámina; se pone en un molde llamado “suaje”; se graba, dándole humedad con agua y poniéndolo en la máquina de presión para que salgan los dibujos elegidos; se pasa a la máquina de picar para realizar las perforaciones necesarias; se mete una horma de madera y se raya con el pulidor; se pone el brillo, laca, argollas y cierre… Ya se encuentra listo para la venta. Recomendación: no lo intente en casa, déjelo con los profesionales de la talabartería de Santo Domingo Tomaltepec.

Recientemente, Santo Domingo Tomaltepec celebró su onceava Expoferia del Pan y la Talabartería” en la que se expusieron los oficios más arraigados en la comunidad.

Uno de los más antiguos sin duda es la talabartería, mejor conocida como el arte de realizar artículos de piel, ya sean cinturones, bolsas, carteras, monederos, llaveros, entre otros productos.

Uno de los talleres más reconocidos en la comunidad es propiedad de José Pacheco Martínez, uno de los artesanos con más historia, toda vez que desde hace más de 35 años se dedica a la elaboración de productos derivados de la piel de borrego. 

Don José cuenta que aprendió el oficio en la Ciudad de México (antes Distrito Federal) donde paisanos suyos, dentro de ellos Octaviano Martínez, a quien reconoce como el fundador de la actividad en la comunidad, montaron un taller y se llevaron a jóvenes de la comunidad para trabajar con ellos. 

Y, aunque no fue fácil dejar su hogar, tuvo que hacerlo para darle un mejor futuro a su familia. 

La vida de aprendiz en la capital del país no fue fácil, por ello, una vez que dominó la técnica, decidió regresar a su pueblo natal para iniciar su propio negocio, el cual vivió momentos de gloria en los que la producción era grande, tanto así que contaba con al menos 20 empleados.

“Tuve la fortuna de aprender bien y me independicé. Traje mi taller aquí al pueblo y es este mismo el que nos sigue alimentado a la fecha”, refirió.

Debido a la entrada de productos chinos, hoy en día el taller solo está integrado por cuatro personas. La baja en las ventas dio como resultado que muchas personas de la comunidad migraran a Estados Unidos y la talabartería estuvo a punto de extinguirse al inicio del siglo XXI.

“Casi se perdía en el 2000, pero yo resistí hasta el último. Mi taller fue el único que subsistió vendiendo de a poco, dejando incluso productos en los mercados y tiendas para su venta. Afortunadamente, ahora va aumentando más la venta”, manifestó.

Fue justamente Don José quien se convirtió en el maestro de varios artesanos y artesanas que ahora cuentan con taller propio y que han hecho resurgir a la talabartería en la localidad. Tanto ha crecido la actividad en la última década, que los productos se exponen en una feria anual. 

Uno de los grandes aliados para el resurgimiento del arte de realizar productos con la piel de borrego ha sido el internet, al menos para el taller de Don José, quien se ha beneficiado con la publicidad y las ventas en línea.

“Mi hijo y mi nuera son quienes se dedican a ver ese tema del internet, yo me enfocó en la producción de bolsas y demás productos, mientras que ellos las promocionan y las venden”, detalló. 

Pese a que le gustaría vender mucho más, Don José reconoce sus limitaciones. La primera de ellas es que solo cuatro personas, incluido él, conforman el taller; y la segunda es el costo de la piel, cuya inversión va de los 15 a 20 mil pesos cada que realizan un pedido, el cual viene de la ciudad de Toluca donde preparan la piel al punto que ya se encuentra lista para ser intervenida en el taller.

Finalmente, para las personas que les gusta regatear, Don José advierte que aunque no lo crean todo implica esfuerzo y mucha dedicación por lo que invita a las y los clientes a valorar el trabajo de todas las personas que se dedican a las artesanías. 

“A mí me gustaría que el oficio continuara muchos años más. La talabartería nos permite trabajar en casa y convivir con la familia”, concluyó.

José Pachecho Martínez no solo es conocido en la comunidad como uno de los prinicipales artesanos de la talabartería, también por ser el impulsor de la “Expoferia del pan y la talabartería” durante el trieno en el que se desempeño como Presidente Municipal (2011-2013).  Con el paso de los años la festividad ha crecido de forma significativa, incluyendo ciclismo de montaña, Guelaguetza, tradicionales calendas, así como la venta de textiles, productos derivados de la piel y antojitos oaxaqueños, incluidos: pan, barbacoa y ricas nieves.