Manuel Lazo Martínez y Yanet Bazán Chávez son una joven pareja que se dedica a la elaboración de textiles en el municipio de Teotitlán del Valle, Oaxaca, caracterizado por su tradición en el tejido de tapetes de lana.
Se trata de un trabajo que se ha heredado de generación en generación, sin embargo, ambos buscan continuar con la tradición sin dañar el medio ambiente, de ahí que se han propuesto rescatar el uso de tintes naturales para teñir las madejas de hilo de lana de borrego.
Es por ello que la pareja siembra y cosecha jiquilite, marush, cempasúchil, nuez, zapote negro, granada e incluso grana cochinilla, mismos que utiliza como tinturas cien por ciento orgánicas, que una vez utilizadas sus residuos puedan volver a la tierra.
“Las recetas se van pasado de familia en familia. Utilizar la granada para pintar los hilos de color negro; la hoja de nuez para el color café y el marush para los amarillos, todo eso no lo han enseñado desde pequeños”, refirió Manuel Lazo.
La sustentabilidad es su sello, pues solo trabajan con lo que siembran y cosechan. Y es que han visto el impacto ambiental que trae consigo comprar una planta que no es originaria de la localidad, incluso en la deforestación de otras zonas, tal y como sucede con el maguey.
Natural Hecho a Mano inició hace nueve años cuando decidieron hacerse responsables de los materiales que utilizarían, por lo que comenzaron con la siembra de plantas y construyendo su espacio con materiales que tenían a la mano.
“Cuando nosotros empezamos nuestro taller de textiles nos propusimos usar lo que teníamos ahí. Queremos enseñarles a las nuevas generaciones el uso responsable de los recursos públicos para que todas y todos los podamos disfrutar”, indicó Yanet Bazán.
En el taller se dedican a hacer textiles buscando innovar en sus productos ya que todo el pueblo se dedica a lo mismo. Por ello, independientemente de los tradicionales tapetes, también tejen bolsas y accesorios e incluso su experiencia en la elaboración de joyería de acero inoxidable les ha permitido incorporarla a los tapetes de manera exitosa, ya que no altera los tintes orgánicos.
“Cuando llegó la pandemia no pudimos salir a vender nuestros productos, así que nos resguardamos en el taller, fue cuando experimenté el tejido con el alambre de acero inoxidable mismo que ha sido muy bien aceptado por la gente ya que los productos no dejan de ser tradicionales, pero con un toque diferente”, manifestó Manuel Lazo.
Para su elaboración, cada pieza puede tardar entre una semana y cuatro meses, dependiendo del tamaño y el diseño. Y es que primero deben realizar el procedimiento de teñido de los hilos, el cual aseguran es más efectivo si se utiliza agua de lluvia para los procesos de fermentación.
“Primero hay que lavar los hilos para eliminar suciedad que trae la lana de borrego, se mordenta para que el color pueda fijar en la fibra del hilo, después, se lavan los hilos y se ponen a secar para utilizarlos en el telar. Una vez iniciado el trabajo de tejido este puede durar entre una semana y cuatro meses dependiendo del tamaño de la pieza y el diseño que lleve”, explicó Yanet Bazán.
De acuerdo con la pareja, los precios van desde los 250 a 25 mil pesos, dependiendo del tamaño, diseño y sobre todo de los colores que se utilicen, toda vez que algunos hilos tendrán un doble o triple teñido.
Y aunque la labor no es fácil, se han comprometido a ofrecer productos de calidad y sustentables. Sabedores que se trata de un proyecto a largo plazo que busca crear conciencia no tanto al turista sino a las personas de la localidad para que hagan uso de materiales naturales sin dañar al medio ambiente.
“Es complejo vivir de la artesanía, hace falta que nos demos a conocer como una opción autosustentable que permita que los turistas dejen de tener como únicos referentes a los mayoristas que venden muy caro el producto, pagan muy barata la mano de obra y no reconocen al verdadero artesano”, aseguró Yanet.
La calidad, calidez, sustentabilidad y la honestidad con el manejo de materiales orgánicos es el sello de Natural Hecho a Mano, proyecto que busca crecer y convertirse en un colectivo -integrado por personas de la localidad- que sirva como canal de distribución directa en donde como requisito esté el reconocimiento a las y los artesanos.
Todo con el apoyo de la familia que, poco a poco, se ha involucrado en la tintura orgánica y con ello en la siembra y cosecha de plantas y frutas utilizadas para tal fin mismas que se pueden observar en las inmediaciones del taller ubicado en Privada 2 de Abril S/N, Río Grande, Teotitlán del Valle.
Casa Bambú Natural
El taller de textil no es el único proyecto emprendido por Manuel y Yanet, toda vez que también ponen al servicio del público en general un espacio de descanso eco-amigable.
Se trata de una cabaña que cuenta con cocina integrada, baño seco, regadera con calentador solar, además de una bio piscina, estanque y huerto orgánico en el que cuentan con una gran variedad de frutas como: nueces, limas, peras, mangos, zarzamoras, toronjas, mandarinas, zapoteco negro, mamey, granadas y una enorme gama de plantas medicinales.
“Es un proyecto que busca ser una opción para vivir un momento de relajación en armonía con la naturaleza. Un concepto visual rodeado de plantas y una hermosa bio piscina que puede ser reservado para un evento en particular o un fin de semana de descanso”, señaló Manuel.
La construcción también es sustentable y ha sido realizada por la joven pareja que demuestra día a día su fuerza de voluntad, paciencia y el compromiso con el cuidado del medio ambiente toda vez que ha utilizado – en su mayoría- materiales de la localidad
La renta del espacio es de 700 pesos por día y es importante aclarar que no se trata de un cuarto de hotel, por el contrario, es una experiencia en la que se puede descansar y aprender sobre la sustentabilidad, ya que todo ahí tiene un porque y una manera de regenerarlo.