Andrés, es un ángel y un diablo a la vez. Mientras su apellido lo santifica, su apodo directo del inframundo lo utilizó para nombrar a su marca del mezcal Los hijos del Diablo, que recientemente abrió como palenque y punto de venta en la comunidad de Santa Catarina Minas, misma que se disputa el origen de la bebida ancestral en Oaxaca.
Como muchas personas de la localidad, Andrés Ángeles Ángeles migró desde hace 30 años a Estados Unidos. Las condiciones difíciles de la economía en su pueblo y la necesidad de mantener a sus hermanos pequeños al quedar huérfanos de madre, lo llevaron a perseguir el sueño americano.
Y aunque logró establecerse y hacer una familia en el vecino país de norte, el anhelo de la tierra que lo vio nacer lo trajo de regreso con un proyecto para impulsar la actividad mezcalera de la que viven decenas de familias en la localidad.
La producción de su propia marca de mezcal y que la conozcan en todo el mundo es su meta; su experiencia laboral en algunos almacenes en Estados Unidos le confirman que se trata de un sueño posible dispuesto a cristalizar con el apoyo de toda su familia.
“Lo que estamos ofreciendo es de primera calidad y yo sé que podemos competir con otras personas que ya lo exportan en otras partes del mundo”, aseguró Andrés seguro de sí.
Desde hace cuatro años, junto con Omar Arellanes, heredero del oficio mezcalero, han consolidado una dupla para la producción idónea de la bebida. Y es que, aunque en el pueblo hay muchas personas que se dedican a la elaboración del elixir, ambos han encontrado las coincidencias necesarias para trabajar en equipo.
Los hijos del Diablo es una marca de mezcal de doble destilación en olla de barro, producción que se hace paso a paso desde el corte de maguey, el horneado, el machacado, la fermentación y la destilación al interior del palenque del mismo nombre. Se trata, de acuerdo a sus creadores, de una bebida con sabor único.
“Único, este es un mezcal único. Cuidamos todos los detalles. Aunque el palenque es nuevo nosotros traemos el conocimiento en las venas. Andrés y yo coincidimos en que lo verdaderamente importante es calidad en cada una de las etapas de producción”, refirió Omar.
Y es que pese a que “el boom” de la bebida ha traído prácticas que demeritan su calidad, no dejan de reconocer la labor artesanal que han mantenido viva los maestros mezcaleros más longevos, quienes pese a las malas condiciones por las que atravesaba la producción, nunca tiraron la toalla.
De ahí su compromiso con la calidad en todos y cada una de las fases de la producción.
Expendio propio y sin intermediarios
Fiel al sueño que lo hizo volver, Andrés y su familia inauguraron recientemente un establecimiento ubicado en calle Al Camino Real #6 donde se puede encontrar una gran variedad de mezcal de alta calidad: espadín, tobaziche, arroqueño, tobalá, entre otras más, que van desde los 300 a 1,500 pesos dependiendo de la presentación.
Como experto en la bebida sabe que el espadín puede ser la variedad más noble para quienes se acercan por primera vez al elixir, aunque no duda en advertir que todo depende de la cantidad que una persona decida tomar.
“Probarlo de a poquito es mi consejo. La variedad más suavecita es el espadín, pero tienen que probar de todo poco a poco. Para conocer el mezcal hay que saborearlo en varias ocasiones”, concluye Andrés, no sin antes invitar a dejarse conquistar por Los hijos del Diablo.
Santa Catarina Minas se encuentra localizado en la región de Valles Centrales del estado de Oaxaca, a 42 kilómetros de la ciudad y a 10 minutos de Ocotlán de Morelos.