¿Estuvo Oaxaca habitada por gigantes?
Cerca del año 1881 en la región Mixteca fue descubierto un hueso cuyas medidas presumían una longitud gigantesca, según describe José Antonio Gay en su libro “Historia de Oaxaca”, publicado por primera vez en el año referido.
“Quinametin hueytlacome” hombres grandes y deformes, de un tamaño que los de estatura “común” no les llegaban a la rodilla y que comían lo que cincuenta hombres, describía el sacerdote jesuita Francisco Xavier Clavigero.
Muchos adjudicaron el tamaño de los restos óseos a que pertenecían a grandes bestias, pero ¿Cómo explicar que los animales recibieran sepultura semejante a la que nuestros antepasados daban a los suyos?
El material bibliográfico también refiere a San Antonio Teitipac, donde cerca de su río se descubrieron sepulcros, como los que se veían en las cuevas de Monte Albán, pero con dimensiones más grandes que los ordinarios, formados a propósito y que “no dejaban duda que aquel lugar había sido el panteón de un pueblo de gigantes”. Cerca de Chilchotla y con forma de herradura, habría sido encontrado otro “panteón de gigantes”.
Fray Juan de Torquemada, eclesiástico franciscano e historiador español, señala en sus escritos que la destrucción de los gigantes se dio en el año “ce Tecpatl” por efecto de los crímenes que cometieron en contra de la naturaleza, lo que habría atraído un fulminante castigo del cielo, sin embargo algunos descendientes habrían sobrevivido, pero perecieron en manos de nuestros ancestros irritados, pues habían sido obligados a distribuirles la comida, otros perecieron vagando y devorados por el hambre.
Verdad o mentira, no deja de ser fabuloso imaginar que sí.